Se constituye como Sociedad Anónima y parte del taller se trasladada a la planta baja de un edificio en la calle Siracusa, también en el barrio de Gràcia de Barcelona. Se empiezan a fabricar las fichas con banda magnética que utilizaban los antiguos ordenadores, iniciando así la apuesta que siempre ha mantenido Calmell con la innovación y la tecnología y que le ha permitido ir evolucionando y renovando sus proyectos hasta la actualidad.